Increíblemente la tecnología se convierte de una forma exponencialmente acelerada en parte de nuestras vidas, a punto tal de modificar nuestra conducta en la vía pública. Es que el trabajo, la familia y todas las preocupaciones que tienen las personas se pueden reunir en la palma de la mano a través del celular.
Esto hace que algunas personas no tengan la atención suficiente al momento de transitar por la calle y una ciudad con tanto movimiento como la de Buenos Aires, las expone a potenciales accidentes.
¿Cuántas veces caminando concentrados en nuestro teléfono y nos damos cuenta que estamos por cruzar la calle cuando no nos corresponde? La velocidad de reflejos nos salva (o no la vida). Ante esta situación, en la Ciudad se dispondrá una ayuda para estos reflejos: los semáforos incrustados en el piso.
Cuando uno mira su teléfono los ojos apuntan al suelo y por eso la señalización allí ubicada es una interesante opción para evitar que transeúntes distraídos generen accidentes de tránsito.
Esa idea fue traída de países del primer mundo como los Países Bajos, donde redujeron un gran número de accidentes que se provocaban por la atención al teléfono al momento de cruzar la calle. En nuestro país se implementó por primera vez en Rosario y a la Capital Federal llegó en el cruce de Avenida del Libertador y Ramos Mejía en la esquina de las terminales de trenes de Retiro.
Pronto, los semáforos para distraídos los tendremos por toda la Ciudad.