USUHAIA, Tierra del Fuego .- Las denuncias contra el intendente de Río Grande, Gustavo Melella, destaparon una serie de casos que conservan el mismo patrón a lo largo y ancho del país. En distintas provincias, se repiten las denuncias de acoso o abuso sexual contra superiores o funcionarios públicos, en los cuales muchos de ellos terminan en los laberintos judiciales o en una condena casi sin posibilidad de defensa. Este caso, el de Ushuaia.
En el caso de Melella, fue Infobae el que dio a conocer la investigación acusando al jefe comunal de exigir favores sexuales a cambio de dar empleo. Incluso, sus audios se viralizaron en las redes sociales lo que obligó al jefe comunal a dar explicaciones mediáticas con una carta que provocó más repudios que apoyos.
Al mismo tiempo, el caso Melella arrastró otras causas que encierran más de un interrogante, como el del empresario fueguino Darío Weiss, quien fue acusado y condenado por el delito de estupro con una chica menor de edad, que reconoció haber mantenido relaciones sexuales bajo consentimiento de la menor.
Según una nota publicada en el diario El Federal, durante la etapa del juicio oral y luego de que el Juez a cargo de la causa impidiera que el acusado pueda aportar testigos para su defensa, el fiscal Arias solicitó la omisión de juicio a prueba aplicando el mínimo de la pena que establece el Código Penal, exigiendo una condena a prisión en suspenso. Acto seguido, gran parte de la sociedad fueguina y desde diversos sectores de la Justicia criticaron la posición del fiscal, quien finalmente fue llevado a un jury de enjuiciamiento.
Finalmente, el Consejo de la Magistratura desestimó el Jury. Fuentes cercanas indican que algo de cierto hay: el juicio fue abrupto, no se permitió las declaraciones testimoniales del entorno de Darío Weiss y todo lo denunciado por la parte querellante no tuvo objeción alguna. Así, la condena fue rápidamente dictaminada con 8 años de prisión efectiva.
Fuentes cercanas al empresario aseguran que Weiss está devastado. Reconoció haber entablado una relación sentimental con una chica menor de edad pero que “nunca se desaprovechó de su diferencia de edad, que todo fue consentido y que luego de bloquear el número de WhatsApp de la menor debido a la insistencia de ella para verse, luego explotó todo”.
De los tres jueces que deben confirmar o no la sentencia, uno habría reconocido que “este caso es un típico juicio caza bobos».
