¿Inglés o francés? ¿Casa o departamento? ¿Avión o tren? Desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir estamos tomando decisiones y lo hacemos en todos los órdenes de la vida y con el neuroliderazgo y cursos de neuroliderazgo podemos entrenar a nuestro cerebro a decidir más asertivamente.
Néstor Braidot, especialista en neurociencias aplicadas al desarrollo de organizaciones y personas, explicó que independientemente de cuál sea el caso, si es una decisión compleja o si es una decisión simple el conocimiento previo y la experiencia reorganizan los circuitos cerebrales y agilizan el proceso de toma de decisiones.
“Esto es, desde elegir entre tostadas con mermelada light o una porción de torta para el desayuno, hasta elegir vivir en Barcelona o New York, el proceso de toma de decisiones pone en juego numerosos procesos cognitivos y emocionales que se activan por debajo del umbral de conciencia”, puntualizó Braidot.
Por otra parte, el catedrático señaló que con relación a los emocionales, ya hay suficientes pruebas como para inferir que “al contrario de lo que se pensaba, no nos nublan la razón sino todo lo contrario: actúan positivamente, guiando los procesos de toma de decisiones desde las profundidades de la mente. Obviamente, quedan fuera de esta categorización quienes se alteran por cualquier cosa, se enojan o se angustian con facilidad”, explicó el especialista.
De igual forma, Néstor Braidot señaló que las herramientas de neuroliderazgo pueden facilitarles la vida a las personas que sufren de mal humor o que son proclives a desestabilizarse fácilmente por las emociones ya que las nuevas técnicas de automonitoreo de emociones, les ayudará a decidir mejor y más rápido, así como a mejorar su calidad de vida.
Decisiones simples versus decisiones importantes. El consumo de energía cerebral
Cuando la decisión que vamos a tomar es compleja, aumenta el consumo de energía cerebral debido a la exigencia que recae sobre las funciones ejecutivas del cerebro, y terminamos agotados.
En ese sentido, Braidot puso como ejemplo a los corredores de Fórmula 1, que además de un gran esfuerzo físico, realizan un gran esfuerzo mental.
“Es suficiente con observar por televisión lo que ocurre durante una de estas carreras, (cuando la cámara está colocada en el coche del piloto, para comprobar que las funciones ejecutivas de estos deportistas realmente no tienen tregua, y tampoco su cuerpo”, recalcó el experto.
Asimismo, los cambios fisiológicos, como el aumento del ritmo cardíaco y la sudoración, revelan claramente el componente emocional asociado a cada decisión que toman, ya que ponen en juego no solo la carrera, sino también su propia vida, por ello muchos deportistas están incorporando técnicas de entrenamiento cerebral indicó Néstor Braidot.
Si bien este ejemplo corresponde a un caso extremo, todas las personas pueden aprovechar e incorporar las técnicas de autoliderazgo emocional que se aplican en los gimnasios cerebrales, ya que están diseñadas para que interactúen armónicamente los dos sistemas que se ponen en funcionamiento: el sistema emocional (comandado por la amígdala y otras estructuras del sistema límbico) y el sistema racional, reflexivo, con asiento en la corteza prefrontal.
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