La renovación del seleccionado argentino de básquetbol

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El seleccionado argentino perdió con los Estados Unidos por 81 a 76 en la final de la AmeriCup. La Argentina dio un paso gigante, incluso desde una derrota en la que desaprovechó varias oportunidades.

Durante este torneo el equipo se movió bajo la sombra de una generación que ganó todo y que ya no está. Y lo hizo con soltura, talento y responsabilidad.

Estos jugadores, que crecieron viendo a Ginóbili, Scola, Oberto, Montecchia o Nocioni, mantienen la admiración por esos talentos únicos, pero también necesitan empezar a cumplir, sin esos próceres, con las expectativas que generan como la sangre nueva de la Argentina.

Esta competencia estaba pensada por Hernández para sacar conclusiones, pero con el acompañamiento de Luis Scola desde adentro de la cancha. Pero el destino puso a prueba a estos jóvenes. Es que Scola, el último de los mohicanos, sufrió dos desgarros que lo sacaron del centro de la escena. 

En ese escenario tomó el control Facundo Campazzo. Pero lo que mejor ofreció este equipo fue el acompañamiento de valores como Patricio Garino, Gabriel Deck, Javier Saiz y Nicolás Brussino. Pero también aprovecharon sus minutos Lucio Redivo y Marcos Delía. Quizá Nicolás Laprovittola estuvo por debajo de lo que se esperaba de él; aunque no tuvo un mal torneo, el listón está tan alto que las exigencias se potencian para todos.

En tres oportunidades este grupo estuvo ante pruebas de carácter y talento y lo resolvió con autoridad: ante Venezuela y Canadá, en la primera etapa en Bahía Blanca, y en la semifinal ante México.

Sin duda que para Sergio Hernández esta Americup superó ampliamente las expectativas de la evolución que esperaba de algunos jugadores. Saber que un grupo con un promedio de edad de 24 años ya le ofreció buenos guiños es mucho más de lo que suponía en esta instancia del proceso.




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