Asfixiado por altos costos, dueño de famosa empanadería cierra sus puertas

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Los tarifazos sumados a los costos de alquiler ocasionaron el cierre de la famosa Emapanadería El Gran Pipón, ubicada entre San Juan y Dorrego, y que desde el año 1.981, complacía los más exquisitos paladares de la Ciudad.

Según Miguel, el dueño, los altos costos, fueron elementos determinantes de esta acción, la decisión fue sencilla, pero aclaró a los medios de comunicación, que mantener a flote el tradicional establecimiento, se había hecho imposible.

Reveló que cancelaba alrededor de 30 mil pesos en alquiler, 20 mil pesos de luz, 7 mil más en gas y 3 mil de residuos sólidos, esto sumado a los tributos y cancelación de salarios de los trabajadores que laboraban en El Gran Pipón.

Adicional a ello, comentó que los días viernes vendían unas 1.200 empanadas, desde hace meses la cifra se redujo a 700 y 800, los compradores seguían fieles al establecimiento, pero no adquirían la misma cantidad de productos.  Por tanto, un día los tarifazos y  los gastos llegaron a ser más altos que los ingresos, cuestión que ocasionó el cierre.

Recordó que años atrás en Rosario, se dio el auge de establecimientos similares, con ello llegó la competencia, pero El Gran Pipón permanecía en pie, al ser uno de los más queridos por la gente.

Vecinos de la zona y hasta turistas, recuerdan que desde hace 37años, el sabor de la empanadería, los atraía siempre, sus empanadas de carne, jamón y queso o humita, fritas o al horno, deleitaron miles de paladares a lo largo de tantos años. Ni el eventual cambio de establecimiento para enfilar nuevos consumidores, surtió éxito, recordó que fueron en vano los esfuerzos de irse a la esquina de Italia y 3 de febrero, hoy por hoy Miguel reconoce que se sintió asfixiado y al no poder más, dice adiós al público y baja las persianas de la tradicional empanadería, finalizando con años de gestión gastronómica, al servicio de los consumidores.




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